18 enero 2013

La chica única en el mundo...



"La chica es la única en el mundo. Eso la convierte en el Dios de este mundo. Cuando empezó a explorar lo que tenía a su alrededor, descubrió que estaba en una isla. No había nadie más. No había nada que hacer. Eso era todo lo que podía ofrecerle el mundo. La isla era pequeña, y se podía recorrer a pie en medio día. Todo lo que podía ver era el mar, el cielo, las nubes y el horizonte hasta donde alcanzaba la vista, en todas las direcciones.

En la isla había una mansión, que comunicaba con un viejo castillo a través de un pasadizo. No sabía por qué esos edificios, que no encajaban en absoluto con el paisaje, habían sido construidos ahí. Había una gran cantidad de comida en conserva y productos de uso diario en la bodega del castillo, así que no moriría de hambre (aunque sí pasó hambre hasta que se dio cuenta de que eran comestibles).


Había innumerables libros, tantos que no podían leerse a lo largo de una vida. En ellos estaba todo lo que había en el mundo. Las historias que contenían trataban sobre seres humanos. “Nadie puede vivir solo.” En muchos libros había eso escrito. Pero la chica estaba sola. Y ella vivía.
Pero estuvo cerca de la muerte varias veces debido a enfermedades o heridas. En la mayoría de esas ocasiones se debió a comer alimentos en mal estado, o plantas y cosas no comestibles que encontraba por ahí. 

Reír, llorar, cosas que anteriormente eran necesarias, habían dejado de serlo. Habían llegado a su fin. Habían sido completadas.

La chica era la primera persona de la historia de la humanidad que podría considerarse promedia. Ya que las estadísticas totales se reducían a la suma de ella sola. Por eso todo lo que hacía era correcto. A la vez que todo podía estar equivocado.

La chica comenzó a pintar. Tenía libros, instrumentos musicales y cuadros, pero entre todas esas cosas, era la más adecuada para intentar reproducir a una persona. Sin embargo no le fue muy bien. Muchas veces se hartó de ello. Pero no le importó. Conforme pasaban las estaciones, empezó a hartarse de estar harta.



La chica es la única en el mundo. Eso la convierte en el Dios de este mundo.

No apreció nada anormal después de eso, aunque le siguió preocupando mientras lavaba las ropas manchadas de sangre. Cuando prácticamente se le había olvidado, la sangre volvió a salir de su cuerpo. En los días posteriores se sintió bastante rara. Pero en pocos días paró. Y más tarde volvió a pasar. Poco después, descubrió que a aquello se le llamaba menstruación. Era una señal de que había alcanzado la edad adulta, y al parecer ahora era capaz de engendrar un hijo. Sin embargo, en un mundo sin hombres…

Al final consiguió aprender a pintar. Descubrió sin embargo que estaba más capacitada para pintar escenas reales. Mientras lo tuviese delante de  sus ojos, no había problema. Pero algo que ya no existía, otra persona, sería difícil de plasmar. Eso pensó la chica.

Un día, a la chica se le ocurrió hacer una hoguera en la playa. Sacó la idea de un libro en el que un hombre naufragaba en una isla. Una especie de rastro blanco ascendió hasta el cielo azul. Ella se preguntaba qué sería eso tan parecido a una nube, y acercó el rostro. Sus ojos y su garganta empezaron a escocerse terriblemente. Corrió despavorida y volvió a observar desde la distancia. Comprendió que aquello no le seria de utilidad. De forma similar, empezó a comprender lo que la rodeaba. Hasta que comprendió el significado de comprender algo.

Al final consiguió pintar a una persona. Hizo el retrato de un chico joven. Decidió añadir la imagen de ese chico a todos los paisajes que había pintado anteriormente. Dejó cada una de esas pinturas en el mismo lugar que plasmaban. En la isla no quedó un solo lugar que la chica no hubiese pintado.  Así que el chico siempre estaba con ella allá donde fuera, ya que los dos se miraban mutuamente cada vez que ella veía un cuadro. 

Pero la chica se sentía en cierto modo insatisfecha. Se preguntó si eso era un ser humano. Pero no, eso sólo era el retrato de un ser humano. No se movía, no pensaba, simplemente estaba ahí. ¿Era eso la soledad? Tras descubrir esa palabra, pudo preguntarse si era eso realmente lo que sentía. No, no estaba sola.

 La chica pasaba mucho tiempo mirando las pinturas. Mientras contemplaba al chico que había dibujado, le embargaba un  sentimiento desconocido para ella. Sin saber muy bien cómo, empezó a pensar en casarse con él. En los libros había un número desorbitado de historias sobre el matrimonio. Hablaban de ello como algo importante en la vida de una persona. Estudió el proceso del matrimonio en profundidad.

La chica se casó al día siguiente. Encontró un vestido en el castillo. En su cabeza, respondió afirmativamente a la pregunta de si aceptaba a ese hombre en matrimonio. Entonces besó al chico del retrato. Sabía a óleo. Tiró el ramo de flores que había preparado. También preparó más comida de la normal. Al fin y al cabo, era una ocasión festiva. Pero el vestido le apretaba, y no pudo comérselo todo.

La chica finalmente arrojó el ramo, el vestido, y las sobras de la comida  por el acantilado que usaba como basurero, y se fue a dormir. Y así se dio por terminada la ceremonia. 

 El día después de la boda, la chica empezó a pintar autorretratos. Aunque acababa de casarse, en su mundo seguía estando completamente sola. Por eso comenzó a retratarse en las pinturas.  Plasmó su imagen en todas y cada una. En el mundo de los cuadros, los dos eran felices juntos. Mirar los cuadros hacía que se sintiese extraña. La chica no reconocía ese sentimiento. Aun así, siguió mirando ensimismada.

La chica es la única en el mundo. Eso la convierte en el Dios de este mundo.



Pasó algo misterioso. Fue al día siguiente de repintar todos los cuadros, que eran cientos. Los dos de las pinturas comenzaron a moverse. Aunque eso no sorprendió a la chica, ya que carecía de la capacidad de juzgar qué era normal y qué no. Su objetivo siempre había sido crear un ser humano. "¿Ha funcionado?" El Dios miró el jardín en miniatura. Ella observó cuidadosamente las pinturas. Los dos retratados parecían divertirse, sonriéndose el uno al otro. Pero las pinturas estaban borrosas. El mundo en sí parecía borroso. La chica se preguntó por qué. En su interior despertó un extraño sentimiento. No era capaz de describir qué era. 

Se preguntaba por qué las pinturas se veían tan borrosas, a pesar de que las había pintado tan claramente. Pese a todo, los dos de los cuadros se seguían sonriendo.  De alguna forma creía saberlo. Volvió a pintarlas. Las pintó una y otra vez. Pero el resultado siempre era el mismo. No sabía qué hacer. Ya no estaba segura de nada.

 La chica es la única en el mundo. Eso la convierte en el Dios de este mundo. Así que Dios pensó que debería crear un mundo mucho más claro. Quemó todos los cuadros. Quemó la mansión y el viejo castillo. Junto a los edificios, quemó todos sus recuerdos. Y en último lugar, Dios cogió el último resto que quedaba del mundo, y lo tiró por el precipicio."

ef - tales   of memories  By: chihiro



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